Pero ¿qué es esto de la corrección?

María Mazariegos Lanseros

2/26/20242 min read

Cuando eres correctora y alguien te pregunta sobre tu profesión, suele suceder que mientras respondes se va dibujando un signo de interrogación en el rostro de tu interlocutor.

Pues bien, si eres correctora, que las hay muchas, o corrector, que los hay menos, sabrás de sobra de qué te estoy hablando. Pero, si eres ese interlocutor a quien la respuesta le despertó curiosidad y ahora está aquí tratando de averiguar de qué se trata ese oficio raro, te recomiendo que sigas leyendo hasta el final.

Solemos asociar la corrección con algo negativo. Pero ¡cómo no hacerlo! si es lo que escuchábamos cuando nuestros profesores nos hacían saber que ya habían evaluado y calificado algún examen. «Aquí están sus pruebas corregidas», decían, y tú solo esperabas que el número de equis rojas no superara las marcas hechas con otro color.

No es de extrañar que la expresión «corrección de textos» suene como a una especie de evaluación de la habilidad de escribir. Pero nada más alejado de la realidad.

Los correctores somos profesionales en el uso de una lengua específica, por ejemplo, del español, como es mi caso.

Un corrector ha estudiado la gramática, la ortografía y la ortotipografía de un idioma, además de conocer sus usos en determinados contextos y haber leído un sinfín de manuales y libros de estilo. Esto no quiere decir que lo sepamos todo y que nunca nos asalte la duda. Todo lo contrario, la duda es nuestra leal compañera; y la consulta, un ejercicio permanente.

¿Y todo esto para qué?... pues, muy sencillo, para mejorar un texto desde el punto de vista lingüístico y comunicativo y garantizar que su contenido sea comprendido con eficacia. Una buena corrección siempre abonará a la legibilidad de un texto y, en consecuencia, beneficiará tanto al autor como al lector.

¿Y cómo lo conseguimos?... pues mejorando la puntuación según la norma y la intención comunicativa del autor; desenredando y volviendo claros los párrafos confusos; modificando la sintaxis para evitar la ambigüedad; enriqueciendo y precisando el vocabulario; usando con acierto los recursos diacríticos, como la negrita, la cursiva, el subrayado; manteniendo el registro del habla según se necesite; respetando y unificando las peculiaridades lingüísticas, como el voseo o el tuteo; etc.

Este trabajo no se trata de imponer los propios criterios o seguir ciegamente los del autor o los de la academia o algún manual de estilo, consiste en procurar que el texto comunique con eficacia, aunque para ello haya que hacer algunas concesiones.

Así que, si escuchas hablar de la corrección de textos o de los correctores de texto, ya sabes a grandes rasgos a qué nos dedicamos. Si escribes, tenlo muy en cuenta, porque te puedo asegurar que somos tus mejores aliados.