Es posible que pensar en contratar a un corrector para mejorar un texto le parezca exagerado o innecesario. Es posible también que como autor no quiera que un corrector meta la cuchara en un texto de cuyo tema es especialista. Sin embargo, el trabajo del corrector no es trastocar la esencia de la obra, sino hacer eficaz la comunicación de su contenido.

No podemos evitar cometer algún error al escribir. Por eso es indispensable que sea revisado por un profesional del idioma que, además, sea ajeno al proceso de creación.

Un corrector no es un energúmeno de las letras, ansioso por intervenir el texto para mutilarlo y reconfigurarlo en algo irreconocible. Al contrario, es un profesional especializado en su campo, tanto como lo es el autor en el suyo. Su objetivo es asegurarse de que las ideas se transmitan claramente al lector.

¿Por qué contratar a un corrector?